«Legend of the Sea Devils»: Un viaje por la ansiedad moderna en un mundo de monstruos
Este episodio de Doctor Who intenta abordar temas relevantes como las teorías conspirativas, la desinformación y el auge del radicalismo online. Sin embargo, termina cayendo en una especie de «demasiado para todos lados, poco para cada uno».
El problema comienza con Ruby, nuestra protagonista adolescente. A pesar de haber vivido experiencias traumáticas, Ruby parece increíblemente equilibrada. Tiene una familia amorosa (incluyendo a la querida Kate Lethbridge-Stewart), busca nuevas relaciones y, aunque su respuesta al engaño de Conrad es comprensible, no termina siendo un gran punto culminante para su arco narrativo.
Conrad, por otro lado, es un villano más convincente que los que hemos visto recientemente en el programa. Su transformación de «fanboy del Doctor» a «extremista peligroso» es efectiva, gracias a una actuación sólida de Jonah Hauer-King. Sin embargo, el episodio no se decide por qué tipo de villano realmente es Conrad: ¿un estafador? ¿Un creyente radicalizado? ¿Un reaccionario violento? Al intentar abarcar todos estos aspectos, termina sin profundizar en ninguno y su motivación final queda un poco difusa.
La crítica social del episodio, aunque bienintencionada, se siente forzada. En un universo donde las invasiones alienígenas son moneda corriente, la idea de que una teoría conspirativa anti-UNIT pueda tomar fuerza tan rápidamente resulta algo inverosímil.
En resumen, «Legend of the Sea Devils» es un episodio con buenas intenciones pero ejecución desigual. Se queda atrapado entre el drama adolescente, la crítica social y la ciencia ficción, sin encontrar realmente su propia voz. Quizás si hubiera elegido centrarse en un aspecto específico, como la historia de Ruby o la evolución de Conrad, habría logrado una mayor profundidad e impacto.