Reflejos de Familia: «Miroirs No. 3» de Christian Petzold
Christian Petzold, tras experimentar con diversos géneros y temáticas en sus últimas películas, vuelve a explorar el concepto familiar, presente en obras como *»The State I Am In»*, *»Ghosts»* y *»Barbara»*, con su nueva película *Miroirs No. 3*.
En una conversación tras el estreno de *»Barbara»* (2015), Petzold me confió que sus películas exploran la reconstrucción de la vida a partir del colapso familiar y económico: «Imagina un naufragio, donde los supervivientes intentan construir una balsa con los restos. Desde el año 2000, todas mis películas hablan de este derrumbe estructural y de las personas luchando por construir una barca salvavidas para sobrevivir. Lo que sucede en esa balsa… Todas estas películas buscan reconstruir algo habitable a partir de las ruinas. Tenemos que encontrar pequeñas estructuras de supervivencia, y creo que eso es lo que representan mis películas».
En un mundo cada vez más caótico, marcado por conflictos bélicos, violencia política y colonialismo comercial, Petzold parece mirar hacia adentro, encontrando en el concepto familiar una mayor relevancia que nunca.
Petzold, maestro del relato, dota a sus obras de elaboradas historias previas. El título *»Miroirs No. 3″* proviene de la suite para piano *»Miroirs»* de Maurice Ravel, donde «Une barque sur l’océan» (*Una barca en el océano*) ocupa el tercer lugar. La elección es significativa, ya que la película retrata una familia improvisada.
Laura (Paula Beer, colaboradora habitual de Petzold), estudiante de música, parece perdida en sus pensamientos cerca del agua. Al llegar a su apartamento, encuentra a su novio Jacob y a una pareja de amigos, listos para partir hacia el campo. Durante el viaje en coche, Laura divisa a una mujer mayor, Betty (Barbara Auer, también veterana de las películas de Petzold), al borde de la carretera. En una parada para repostar, Laura anuncia su deseo de regresar a casa, dejando a Jacob decepcionado pero complaciente.
En camino a la estación de tren, Laura vuelve a ver a Betty. Un accidente automovilístico deja a Jacob muerto y a Laura ilesa. Betty se apresura al lugar del siniestro y Laura, por razones inexplicables, decide quedarse con ella en su casa vacía.
Betty había perdido a su hija por suicidio, lo que provocó la fragmentación de su familia. Tras una estancia en un hospital psiquiátrico, su marido mecánico Richard (Mathias Brandt, otro asiduo colaborador de Petzold) y su hijo Max (Enno Trebs) se mudaron. Betty pintaba las vallas de su casa cuando presenció el accidente de Laura. Ignorante del pasado de Betty, Laura convive con ella en una rutina diaria de jardinería y cocina, mientras los vecinos murmuran a sus espaldas. Laura insiste en cocinar para la familia de Betty, invitándolos a cenar.
Richard y Max, preocupados por el estado mental de Betty, explican que ha dejado de tomar su medicación. Sin embargo, la presencia de Laura les reconforta y se adaptan a la nueva dinámica familiar. Laura visita su garaje, monta la bicicleta de la hija fallecida y prepara comidas. Mientras Betty esté feliz, ellos mantienen la farsa.
En diversos momentos, los miembros de la familia intentan revelar la verdad a Laura, pero al enterarse, ella queda horrorizada. La situación resulta demasiado perturbadora, por lo que su padre biológico la recoge en Berlín, sin volver a verla.
La música juega un papel crucial en *»Miroirs No. 3″*, uniendo a los personajes no de forma superficial, sino como una experiencia compartida, un reconocimiento silencioso y una comprensión mutua. Petzold presenta películas compactas y con pocos actores y escenarios, al igual que en *»Afire»*.
La melodía del piano en *»Miroirs No. 3″* refleja el sonido suave de las olas. Independientemente de las circunstancias de quienes se encuentran a la deriva en ese escenario, la música es reconfortante y tranquila, reflejando la comodidad de una familia.
La valla blanca que Betty está pintando simboliza el anhelo de una vida familiar ideal. Como sugiere el título, todo es un reflejo de lo que debería haber sido. Es la idea de una familia perfecta la que atormenta a los personajes de Petzold, aunque nunca la hayan tenido. Y es esta tragedia en el mundo moderno, el anhelo de un mundo ideal que nunca se materializó bajo el sistema capitalista, lo que Petzold sigue subrayando en sus películas.
Paula Beer, como siempre, es magnífica como una joven atormentada que busca algo que le falta. Barbara Auer y Mathias Brandt también brillan en sus roles de padres profundamente marcados por la muerte de su hija.
*»Miroirs No. 3″* es una película concisa y magistral, con actuaciones conmovedoras. Una de las mejores del año.
(Nota: Este artículo incluye un enlace al sitio web oficial del Festival de Cine de Nueva York para información sobre proyecciones de *Miroirs No. 3*.)